Los diversos talleres y actividades que integran la estimulación cognitiva son la mejor manera de poder entrenar el cerebro para procurar la recuperación/rehabilitación después de un ictus, así como para controlar los síntomas propios de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.
Está comprobado que los ejercicios y juegos en los cuales ponemos en práctica las capacidades cognitivas, generan en la tercera edad multitud de beneficios, no sólo en el plano cognitivo, sino también en lo conductual y emocional, ya que ayudan a controlar la sintomatología ansiosa y depresiva.
Diversos estudios avalan la eficacia de las terapias no farmacológicas o terapias de estimulación cognitiva en la tercera edad, y cada vez más neurólogos las recomiendan como complemento a las terapias farmacológicas.