Tal y como explicamos en nuestro artículo ¿Qué secuelas puede presentar un ictus?, entre las secuelas que pueden diagnosticarse en personas mayores que han sufrido un ictus están: reducción de la movilidad, pérdida del habla, cambios en el estado de ánimo o dificultad a la hora de pensar, recordar y memorizar.
Los avances en estudios médicos sobre la enfermedad no solo han permitido reducir el tiempo de localización de un posible ictus, y por tanto reducir las secuelas, sino que también han sentado las bases sobre cómo tiene que ser su rehabilitación.
El objetivo principal de la rehabilitación neurológica y física en usuarios que han sufrido un ictus o AIT (Accidente Isquémico Transitorio) es reducir en la medida de lo posible el impacto y las secuelas de esta enfermedad. En este sentido, es importante mencionar que los periodos de recuperación varían de un usuario a otro en función de las áreas del cerebro que se han visto afectadas.
Tras la operación que previene o salva al paciente del ictus, los médicos del centro hospitalario comienzan la rehabilitación con unos ejercicios sencillos que ayudan al usuario a volver a la realidad y a establecer una rutina que deberá seguir en los meses sucesivos. El periodo de rehabilitación puede ser de tres a seis meses como mínimo.
En la recuperación del usuario mayor debería de estar implicado tanto el equipo médico del centro de día como sus familiares porque según la tipología de ejercicios y actividades comprendidas en el plan de rehabilitación, el usuario tendrá que realizar la rehabilitación tanto en la residencia de día como en su domicilio.
Movilización de los brazos, muñeca y dedos: en la realización de los ejercicios de los miembros superiores el mayor podrá estar acompañado por un familiar o fisioterapeuta. Entre los objetivos que se trabajan en esta serie están: potenciar el movimiento, evitar la rigidez, favorecer a la circulación, mejorar en la coordinación o mantener el tono muscular.
Ejercicios de flexión y rotación del tronco: para ejercitar su tronco el usuario, dependiendo de su grado de movilidad, puede estar sentado o de pie. Con las diferentes dinámicas el mayor para ganará en estabilidad, en equilibrio, en fortaleza y notará menos dolor de espalda.
Ejercicios de cuello: los beneficios implicados serán fortalecimiento muscular, alivia la posible tensión, reduce el estrés, favorece a la circulación, mejora la respiración o ayuda a mantener el equilibrio.
Ejercicios de cadera y rodillas: se realizarán con el propósito de que el mayor tras un ictus mejore en fuerza y tono muscular, movilidad, estabilidad, evita fracturas y posibles caídas.
Para una correcta recuperación es fundamental que el mayor sea constante en la práctica de los ejercicios y, en la medida en la que sea posible, que los desarrolle también en su domicilio.
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Fuentes consultadas: