Los síntomas asociados con el Parkinson van evolucionando según la persona mayor transita por las diferentes fases de la enfermedad: la rigidez muscular, los temblores, la dificultad en la movilidad, la ansiedad o el estado de ánimo más bajo serán cada vez más evidentes y limitantes para la persona mayor en el desarrollo de las tareas del día a día, en su autonomía e independencia.
Pero tal y como explicamos en uno de nuestros artículos recientes, la esperanza de vida de una persona mayor con Parkinson no tiene por qué ser inferior a la de una persona que no padece la enfermedad.
Sin embargo sí que es importante que la persona mayor siga un patrón de hábitos de vida o una rutina que evite un empeoramiento de la enfermedad.
Entre los factores que pueden favorecer al empeoramiento del Parkinson están:
- La mala higiene del sueño por insomnio, episodios de apnea o movimientos involuntarios que pueden derivar en un cansancio crónico que repercuta negativamente en la vida diaria de la persona mayor. En este punto quizá sea interesante revisar el estilo de vida o la tipología de medicamentos prescritos para implementar cambios que favorezcan a un mayor descanso.
- El estrés y la ansiedad favorecen a que el cerebro no sea capaz de procesar las señales motoras favoreciendo a un aumento de la rigidez y los temblores. Para reducir su impacto en la persona mayor es recomendable la asistencia a talleres o actividades que ayuden a la relajación: como la respiración profunda o las terapias cognitivo conductuales. En nuestros Centros de Día tenemos una amplia propuesta de terapias no farmacológicas como la Estimulación Sensorial que disminuyen el nivel de estrés y ansiedad.
- En línea con lo anterior, la no socialización puede favorecer a una mayor predisposición a un estado de ánimo bajo y, por ende, a la depresión. Por ello, es importante velar por que la persona mayor disfrute de momentos sociales a través de la asistencia a actividades grupales que le alimente emocionalmente y reduzca el impacto psicológico de la enfermedad.
- La falta de ejercicio físico tiene un impacto negativo en el bienestar y la calidad de vida de la persona mayor con Parkinson. Se recomenda practicar una rutina diaria de 35 minutos en la que la persona mayor trabaje la movilidad, la fuerza, el equilibrio, la mejora postural, entre otros focos de actuación para evitar caídas o fracturas. Además, en relación con ello, la fisioterapia juega un papel importante en la mejora de la función motora.
- La dieta desequilibrada perjudica negativamente a la persona mayor con Parkinson tanto en lo relativo a su salud física como en la salud mental. La alimentación con alto índice de proteínas, grasas saturas y azúcares puede favorecer al surgimiento de otras enfermedades crónicas como la diabetes o la tensión alta.
- No seguir adecuadamente con el tratamiento farmacológico pautado por el especialista.
Aunque es cierto que no puede evitarse que la enfermedad evolucione y con ello se evidencien otros síntomas, sí se pueden incorporar pautas en la vida de la persona mayor con Parkinson que velen por su calidad de vida y bienestar.
Los profesionales de nuestros Centros de Día para personas mayores, especializados en diferentes áreas gerontológicas, están implicados en el diseño del plan personalizado que la persona mayor tendrá que trabajar junto a ellos para la consecución de los objetivos. Si quieres saber cómo definimos dicho plan y qué actividades y talleres están enfocados en los usuarios con Parkinson, ¡contáctanos!
Fuentes consultadas:
https://esparkinson.es/sobre-el-pk/recursos-para-profesionales/